La FCRM solicita por parte del órgano competente el desarrollo normativo para el control de las poblaciones de rumiantes silvestres (cabra montés y arruí) afectados por sarna sarcóptica y queratoconjuntivitis infecciosa, apoyándose en los cazadores, ya sea a través de armas de fuego o fármacos. Por entender por ser el colectivo de primera línea.
La FCRM registró ayer una solicitud mediante la cual se pide a la CARM que el control de las poblaciones de rumiantes silvestres afectados por sarna sarcóptica y queratoconjuntivitis infecciosa por parte del colectivo de los cazadores, se articule a través de la propia FCRM, que pondrá a disposición de la administración bolsas de cazadores, a fin de dar debido cumplimiento a los cupos y condiciones que se establezcan por parte del órgano administrativo.
Se han detectado además 3 casos de queratoconjuntivitis infecciosa (QCI), una cabra montés de la Sierra de Pedro Ponce (Mula) y 2 arruís, uno de los calares que además estaba afectado por sarna sarcóptica y otro de Sierra Espuña (Alhama de Murcia).
La sarna sarcóptica, es la enfermedad más grave que pueden sufrir las poblaciones de ungulados silvestres, altamente contagiosa, donde la ausencia de tratamiento puede acabar derivando en la muerte del animal, lo que conlleva a efectos drásticos a nivel poblacional. Todo parece indicar que la expansión de la sarna se hace principalmente por machos enfermos, los cuales realizan desplazamientos territoriales previos al inicio de la época de actividad sexual, suponiendo el principal riesgo de extensión de la sarna.
De cara a las medidas de control y erradicación de la sarna sarcóptica, estudios demuestran la efectividad del tratamiento de los animales silvestres con fármacos del grupo de las avermectinas, mientras que no parece posible en aquellos que se encuentran en fases crónicas avanzadas. A pesar de esto, actualmente la medida más eficaz para la lucha contra la enfermedad es el sacrificio de los individuos infectados con arma de fuego.
La queratoconjuntivitis infecciosa (QCI) es un proceso infeccioso, altamente contagioso. Aunque no es mortal per se, su pronóstico es muy grave en rumiantes silvestres ya que deriva en una ceguera, que junto con el prurito conjuntival empujan al animal enfermo a restregarse los ojos con fruición provocando lesiones corneales muy graves e irreversibles.
Ambas patologías se encuentran de forma endémica en la población de cabra montés, si bien se viene detectando un repunte de los casos de sarna desde 2016, que bien podría coincidir con la declaración de Emergencia Cinegética Temporal en algunos municipios de la CCAA de Andalucía,
prorrogada recientemente hasta el final de la temporada 20/21, alguno de los cuales linda con la CCAA de Murcia.